sábado, 19 de diciembre de 2009

cuento 1: la zorra y los pollitos

Un poco modificado os pongo este travieso cuento.

LA ZORRA Y LOS POLLITOS:
Era una noche estrellada, en un gran bosque estaba una zorra, caminaba sigilosa y en silencio, era tan grande, tan majestuosa que hasta los grillos se callaban cuando ella pasaba.
De pronto la zorra oyó un ruido, se asustó, pensó que había sido un rayo miró hacia arriba, pero no podía haber tormenta porque no había nubes y se veían todas las estrellas. Lo oyó otra vez, y pensó que sería un oso, aunque... no podía ser porque los osos están hibernando, ¡duermen durante todo el invierno!. Lo oyó otra vez: y esta vez se dio cuenta de que tenía hambre... ¡eran sus tripas las que sonaban! Ni truenos ni osos, y es que la zorra no había comido en todo el día.

Caminó en busca de comida quizás un conejillo, unos pocos pajarillos, ¡HUM! no puedo pensar con el estómago vacío.
Y entonces se encontró una granja al final del bosque, era muy bonita hecha de madera, y tan pequeñita que parecía una cabaña. Se asomó a los establos llenos de caballos, -demasiado grandes- en la otra puerta vio a unas vacas -HMM demasiado gordas. y en la siguiente puerta vio un corral con pollitos.

Los pollitos al ver a la zorra entrar se asustaron y empezaron a correr por todas partes pero la zorra tenía mucha hambre y se comió a uno, luego a otro...

De repente entró un caballo y los pollitos se asustaron todavía más y el caballo echó una gran cagada encima de uno de los pollitos. Este fue muy optimista porque pensó: -así estoy escondidito, cubierto de caca la zorra no me encontrará.
Mientras la zorra se comía al último pollito, el que estaba enterrado no pudo aguantar más la respiración, tenía que salir a coger aire, necesitaba respirar ya, así que sacó la cabeza y dijo: PÍIIIO la zorra lo vio le cogió, lo limpió y se lo comió.

de este cuento se sacan tres moralejas: 1) no siempre el que te echa la mierda es tu enemigo,
2) no siempre el que te limpia la mierda es tu amigo.
3) Aunque estés hasta arriba de mierda no debes hablar ni decir ni PÍO


viernes, 18 de diciembre de 2009

tortuguilla & sombrerera loca

Ya iba siendo hora de que mis dos facetas se me vayan juntando
Me voy a convertir en coleccionista de cuentos (que los iré plasmando aquí)
Y en creadora de cuentos (que estarán en el blog artista)

os dejo el decálogo de Horacio Quiroga para ser un buen escritor de cuentos.


Decálogo del perfecto cuentista Horacio Quiroga
I
Cree en un maestro -
Poe, Maupassant, Kipling, Chejov- como en Dios mismo.
II
Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.
III
Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia
IV
Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.
V
No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.
VI
Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río soplaba el viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.
VII
No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.
VIII
Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.
IX
No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino
X
No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.