miércoles, 6 de octubre de 2010

Teatro del oprimido

Hoy quería hablaros del teatro del oprimido que es una reinvindicación pacífica ante las injusticias sociales a través del teatro.

La iniciativa nace gracias a la obra de Paulo Freire, Pedagogía del oprimido. En la cual explica que es necesaria la educación y la liberación del ser humano, para desarrollar ambas es necesaria la cooperación de la comunidad, fomentando que la educación sea un elemento emancipador, también expresa en esta obra que la educación no debe ser un instrumento facilitador de la opresión, siendo el diálogo la mejor arma para conseguir la liberación. Paulo Freire termina su obra con esta frase, que expresa bastante bien lo que nos ha querido transmitir a los lectores:

si nada queda en estas páginas, esperemos que por lo menos algo permanezca: nuestra confianza en el pueblo, nuestra fe en los hombres y en la creación de un mundo en el que sea menos difícil amar.”

En los años 60, donde se crea, el teatro del oprimido es una metodología de dramatización creada por el director teatral Augusto Boal (en la foto), escritor brasileño que recibió el premio de la paz, este teatro tiene como función la defensa de la cultura propia, fundamental para el desarrollo de la sociedad en su conjunto, las técnicas que utilizan consisten en juegos y técnicas teatrales, utilizando el teatro como instrumento de compresión y búsqueda de alternativas para problemas sociales e interpersonales, que sean los protagonistas de la historia y sobretodo estimular a reflexionar sobre el pasado, transformar la realidad e inventar un futuro. Todos ellos están recogidos en su libro: juegos para actores y no-actores.

En palabras de Julián Boal este teatro va más allá de la técnica, “es la necesidad política de un teatro del oprimido, también para la pedagogía del oprimido, Paulo Freire no inventó una nueva metodología de pedagogía, porque quiso, sino porque existía un problema político, al igual que Augusto Boal lo hizo, la idea era encontrar armas teatrales que funcionaran para luchar contra la dictadura en Brasil.”

,El teatro del oprimido surge en los años 60 en el teatro Arena que fue creciendo gracias a las publicaciones de Teatro Jornal en el que se publicaban artículos buscando objetividad. En 1971 Augusto se le exilió de Brasil por motivos políticos, y empezó su proyecto del Teatro del oprimido en América Latina, EEUU y Europa. En 1986 volvió a Brasil e inició un proyecto de Fábrica de Teatro que de nuevo por motivos políticos fue clausurada. Y es en el año 1997 cuando se crea el Teatro del oprimido en Río de Janeiro. Augusto Boal empezó determinados proyectos del Teatro que consistía en Teatro en las prisiones: derechos humanos en escena, Grupos de teatro en la calle, teatro del oprimido populares, teatro en las escuelas, y teatro de diferentes sitios de Brasil y África. Teatro de Ponto a Ponto.

La técnica más utilizada es el teatro foro. Se trata de un espectáculo basado en hechos reales: los personajes entran en conflicto de forma clara y objetiva, el oprimido siempre acaba perdiendo e interviene alguien del público intentando transformar esa situación injusta, siempre bajo la supervisión del Curinga quien explica las normas del juego, y llama al voluntario del público para que se ponga en el papel del oprimido (siempre como un ejemplo de lucha), los demás actores, deberán continuar haciendo las cosas exactamente de la misma manera, a no ser que el nuevo protagonista haya logrado la transformación. La técnica más conocida creada por Augusto Boal se denomina Arco iris del deseo que consiste en utilizar el teatro como instrumento de liberación personal (influencia de Freire) además desarrollar la capacidad de operar cambios en la vida de los individuos, permite descubrir opresiones internas o secretas.

Los objetivos que se persiguen son discutir sobre situaciones concretas utilizando el lenguaje teatral, para sensibilizar a los espectadores y se les estimula a encontrar soluciones y formas de enfrentar la opresión.

La participación es fundamental, porque si nadie cambia el espectáculo, (haciendo un símil con el mundo) este seguirá siendo el mismo. El espectador entra en escena cuando ve que hay algo que cambiar, puede hacerlo cualquier persona, los actores han de ser razonables y el Curinga (supervisor) no puede conformarse con cualquier solución, sino con la más justa. Se trata de una preparación para la realidad. Se ensaya la realidad en el teatro, como estímulo para cambiar el mundo. Los juegos del teatro del oprimido son un aprendizaje para la ciudadanía. “Sin disciplina no existe vida social, sin libertad no existe la vida.” El teatro del oprimido está prácticamente por todo el mundo: dándose a conocer a través de clases y talleres de Técnicas del T.O.

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