domingo, 7 de marzo de 2010

3er día en Túnez

La noche anterior me fui a la cama y Pau y Lore se quedaron a darlo todo y despertarnos a las 5.30 para desayunar e ir al autobús.Lore seguía aún con el pedo, y de cuando en cuando se reía sin sentido, estaba muy graciosa, aunque no lo pasó tan bien en el autobús con el calor y las curvas.

Lo primero que visitamos fue el centro de Túnez, donde paseamos por la calle del mercado, (los famosos zocos) es como el rastro de Madrid, los mercaderes se te acercaban y te hablaban 3 palabras en castellano relacionadas con el fútbol, la pantoja, o te llamaban por un nombre español (¡María, susana!) o hacían rimas con el fin de que te rieses y ya si mirabas te enganchaban para que comprases productos suyos.

Ahí todo es regatear, te ponen un precio y tú pones otro mucho más bajo y se negocia hasta que ambos se ponen de acuerdo, es interesante pero acabas cansándote. Y siempre viene otro compañero que ha sabido regatear mejor que tú. En Túnez es típico comprar timbales, darbukas, tambores, cachimbas, tabaco de sisha, (el tabaco normal está malísimo, provoca dolor de cabeza y al parecer dolor de tripa también) rosas del desierto, cerámica con excelente decoración, especias e inciensos.

Túnez capital
Después nos fuimos a visitar las ruinas de Cartago, que se trataba de baños termales de la época romana, antes había pertenecido a los fenicios y ahora se conservan las ruinas romanas, preciosas, situadas justo al lado del mar.
Volvimos a coger el autobús y nos fuimos a Sidi bou sai, (Sidi Bou: significa en árabe Santo Padre, Sai es el nombre) es la ciudad blanca y azul, decorada con esos colores que son aún más embellecidos por estar situada al lado del mar, me recuerda al albaicín de Granada, o a cierta parte de Córdoba, por la forma de las casas, las estrechas calles, y el impresionante mirador que tiene la ciudad. Ahí me hice un tatuaje de henna y también se lo hicieron Tati y Lore

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