Después del paseo por las ruinas del diluvio del 69, nos fuimos primero en Jeep y luego en caballo, (con carrito) al oasis, el viaje en jeep nos tocó un conductor muy poco hablador al principio pero enseguida como veía que estábamos interesadas en él empezó a ponernos música árabe (mana, mana) y pasaba las curvas volcando un poco el todoterreno, cosa que a Paula le hacía poca gracia, y él no lo paraba de hacer.
El oasis (ya en carro de caballos) no es el que siempre se nos vende como el típico laguito con 4 palmeras... pues esto era una especie de jungla llena de palmeras, pero todo verde... ¡precioso! de las palmeras se sacan dátiles y los venden a los turistas, de camino al oasis pasamos por un pueblo bastante pobre, y los niños del pueblo saludaban a los carritos maravillados.
Ya de noche volvimos al Hotel holiendo casi todas a mono, y durmiendo en el autobús, haciendo unas cuantas paradas técnicas y otra un poco más larga en una tienda ya con precios fijos, baratísima, Tati, Paula y Lorena se cogieron un tambor por 5 dinares (2 euros 50) que sonaba genial.
Esa noche hicimos un intento de Fiesta de Tambores en la playa, pero el frío nocturno no nos ayudó demasiado y nos fuimos de la playa en seguida. A pesar de ello Paula nos enseñó unos ritmillos bastante guapos.
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